top of page

Metáforas del Tiempo

Las medidas del tiempo, las temporalidades, son una construcción social, una ficción sobre la que cimentamos las bases de la vida. Fragmentamos el tiempo en presente, pasado y futuro, en siglos, décadas y años, y finalmente en meses, días, horas, minutos y segundos; pero lo que realmente habitamos es un punto ciego. El pasado no existe más allá que en los recuerdos y el futuro es la utopía de las acciones de un presente que pronto será pasado, es decir, dejará de existir. Así, hay en el tiempo una imposibilidad para detenerse y en el ser humano una necesidad por intentar controlarle. El tiempo y su prisa abruman, no hemos aprendido a reconocernos y, en un instante, ya hemos cambiado. Por tanto, rebuscar en los recuerdos no funciona, porque al habitar nuestra memoria ya han perdido veracidad.

Siendo así, el tiempo es caricia, es fugaz e impalpable pero está, es recordatorio del vivir, en él se construyen los recuerdos. Robarle velocidad, detenerse, contemplarlo, palparlo, olerlo y entregarse a él en el hacer es tomarle el pulso a la vida.

Metáforas del tiempo busca escudriñar la fragilidad que somos y cómo esa fragilidad está atravesada por el tiempo y la posibilidad que este crea para construir memoria; por ende ambos conceptos son recurrentes en el hacer y se hacen visibles a partir diferentes estrategias aplicadas ya sea al material o la metodología. Además, se anudan por el uso del cafeto que tiene una vinculación emocional y que es la raíz del interés por la naturaleza.

Formalización-10.jpg

Hacer memoria

Volver a la raíz

_MG_1887.JPG
DSC_0330.jpg
DSC_0330.jpg

Insistir

bottom of page